Después de debutar en formato grande con uno de los mejores discos de la historia, el inconmensurable “At Action Park” (1994), el listón estaba tan alto que, hicieran lo que hicieran no cabía opción a la sorpresa. Cargando con un San Benito tan grande a las espaldas, salió este disco diáfano de melodías, seco y con un poder de atracción solo al alcance de estos tres genios del core. A la altura de su antecesor no llega, pero es que si hay en algo en lo que triunfa este sobre su predecesor, es en la valentía y en los enteros que gana después de cada sometimiento a la ecuación matemática más perfecta de la música actual. Esa que viene en los créditos del anterior disco y en la que velocidad de la guitarra de Albini es el resultado de partir la masa del bajo de Bob Weston por el tiempo, encarnado en la batería milimétrica y explosiva de Todd Trainer . Todo esto se logra cuando hay canciones con peso. Y aquí todas andas sobradas de eso. El arranque con “We Didn’t Deserve A look At You Too” y sus doce minutos de repetición, son toda una demostración de lo que es llevar la contención al paroxismo, y donde cada pequeño redoble o pequeño brote eléctrico anuncian una amenaza que nunca llegará. Con semejante declaración de intenciones se abre el campo para vayan cayendo bombas de relojería como “This is a Picture” , “Disgrace” y “Canada”. Otras piezas del puzzle, como la magnífica “Rush Job”, los emparenta con Fugazi. “Mouthpiece” es free-core, marca de la casa y “ House Full Of Garbage” sigue los parámetros de sequedad y repetición del primer tema con la brillantez habitual. Mención aparte merece la descarga mortal de “Copper” que cierra el disco, con un subidón que te deja cara de gilipollas mientras te preguntas que es lo que te ha golpeado el sistema nervioso. Seamos claros, este disco lo hace cualquier otro grupo de Core y ya estariamos hablando de obra maestra, nuevo hype o cosas por el estilo. Y ahí reside la grandeza de este lp, que con el nivel mostrado desde los tiempos de Big Black, se erige como una pieza de resistencia dentro de una discografía corta y huraña, pero sin pasos en falso y siempre manteniendo una coherencia insobornable y un nivel superlativo.
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