El retorno más esplendoroso, junto al de los Go-Betweens, de la década pasada. Después de más de once años de parón, desde “Manscape”, Colin Newman reune a sus acólitos y se marca una vuelta a los orígenes del proverbial “Pink Flag” (1977). Con los mismos argumentos de este clásico más un barnizado de sonido expansivo desde las guitarras inhumanas del hipertérrito Bruce Gilbert – I Don’t Understand”-, que poseído por un gen sintetizado, va creando un magma sonoro preciso, como un reloj suizo, y dominado por la urgencia de su primer y lejano disco. Derivando estas descargas eléctricas en una secuenciación de repeticiones y parones mortales, que devienen en aumentos escalonados para la pegada siguiente -“1st Fast”-, se acaba por configurar esta bomba de relojería, que no anda muy lejos del espíritu de sus alumnos más aventajados en los ’80, los Big Black del sempiterno Steve Albini. Al final, nos acabamos dando de bruces con seis tortazos de punk-rock inteligente a ritmo de apisonadora, que te dejan con ganas de más de lo mismo, y que gracias a su continuación, con el también excelente ep Read & Burn 02” (2002), y su culminación, con esa máquina de trepanación insensible y brutal llamada “Send” (2003), nos tenemos que volver a ir bajar a la farmacia, después de tanto tiempo, a mirarnos la tensión, no vaya a ser que tanto subidón, al que ya no estábamos acostumbrados, vaya a pasar factura...
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