.Siempre a la sombra de su fabuloso debut, lo que aquí nos encontramos es una continuación igual o superior en intensidad a su predecesora. No podía ser de otra manera cuando un disco comienza con Will Oldham con la voz rota de emoción repitiendo una y otra vez “When you have no one, no one can hurt you”, en “You will miss me when i burn”, dando la dirección a seguir hacia un viaje a lo más profundo de los sentimientos más puros y desgarradores, de una crudeza y humanidad tan cercanos que podrían considerarse impúdicos por la sinceridad tan aterradora con la que están relatados. Todo un tour de force por los senderos de las raices del folk y el country más primigenio, dejando en el hueso una canciones que, dan toda la impresión de haber sido sacadas en una sola toma, captando el momento de la emoción en unas instantáneas de una melancolía y belleza circular, que te va atrapando irremediablemente con cada golpe en el suelo, quejido o acorde tocado con la rudeza del que lo hace desde lo más fondo del corazón y no desde la técnica desprovista de alma, y que queda certificado en instantáneas de la humanidad abrumadora de “I Send my love to you”, “All is grace” o “I’m a cinematographer”. Todas ellas, y las que no he mencionado, miniaturas grandiosas que dan fe de unos de los 27 minutos más importantes de los '90. Pocas veces lo de “Menos es más” tuvo tanto significado. Descorazonador.
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