Uno de los discos fundacionales de la nueva escena indie nacional. Corría el año 92 cuando Penélope Trip, Usura, Bach is dead y el Regalo se embarcaron en una gira conjunta, que abriría una veda de grupos nuevos bajo la sombra alargada de Sonic Youth, Jesús and Mary Chain o Dinosaur Jr. A diferencia de la mayoría de bandas nuevas, el combo maño viajaba hacia la piedra filosofal del tercer disco de la Velvet, y daban a la luz este mini-lp, lleno de razones para enamorarse de su música, sin remisión posible. Cantado en un discutible ingles (era lo que se estilaba en aquella época), se dejaban lo mejor para los dos temas interpretados en castellano: el caramelo-pop irresistible de “Dulces lágrimas” y ese final perfecto con “The Rainbow”. No hay posibilidad de escapatoria ante arrebatos de belleza tan embriagadores como los que nos proporciona “Jenny”, y sobre todo “Dream factory”, paradigma del casamiento, por todo lo alto, de una inspiración y emoción a la altura de muy pocos. Una pena que problemas con discográficas, y el nacimiento de Los Planetas, arrasando con la mayoría de grupos que empezaron a principios de los 90 (todos los grupos anteriormente citados se deshicieron antes de la publicación del imprescindible “Súper 8”), no dieran continuidad a un grupo que hizo del violín embrujado de Jacobo su inequívoca seña de identidad y nos dejó esta pequeña obra maestra.

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