Como han cambiado los tiempos! Me cuentan hace veinte años que hoy estaría haciendo una crítica sobre un grupo de Seattle que hace power-pop, y le pido al camarero una mirinda, por seguir el cachondeo, más que nada. Y sí, es cierto, con batería-compositor-cantante nos llega esta piñata llena de sorpresas, con un sonido que recuerda a unos Superchunk de la última etapa (hasta en la voz se parecen) dirigidos por un bajo solista contundente y ágil como el de un Peter Hook saturado de callos en las manos.
Así, van cayendo doce perlas de pop vigoroso de precisión milimétrica (siempre andan entre los dos y tres minutos) en sus melodías disparadas, a cada cual mejor, allí donde se ponen los pelos de gallina. Tres son las canciones que sobresalen y deberían dejar una huella muy importante en los circuitos musicales “Please ask for help”,con ese bajo musculoso, “50 ways” y su estribillo disparado al cielo y “Country lane” con ese ritmo trepidante son tan jodidamente buenas, que su sola presencia justifican la categoría de todo el álbum. Pero hay más, mucho más, otras nueve razones, que sin descubrir el maná acaban de darle cuerpo a este fogonazo de indie incandescente. Si necesitas un chute que no deje mono, esta puede ser tu droga para salir del paso.

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