¿Low haciendo un disco de villancicos?. No os asustéis que esto no es “La Marimorena” ni “Los peces en el río”. Para nada. Lo que aquí suena es un disco más de los mormones más famosos de Duluth. Y eso es mucho. Muchísimo. Dejando su código sonoro en clásicos populares, como “Little Drumer boy” o “Silent night” e impregnándolos de una solemnidad tan poderosa, consiguen que se te encoja el estómago ante un caudal tan inabarcable de belleza. Como siempre. Todo sea dicho. Así y durante media hora de baños acústicos a ritmo de caracol podemos ir captando todos los matices de su sonido intransferible. Sobre todo el de las voces del matrimonio mejor avenido del indie actual, y que en esta pequeña obra maestra se les nota más cómodos que nunca, en un formato sin electricidad al que, aparte de las composiciones ajenas, aportan cinco nuevas maravillas del esplendor de las hermosas “Just like Christmas” o “One special gift”. Y es que un disco de Low da igual el motivo o premisa que tenga, siempre será un tesoro a guardar cerca del corazón. Amén.
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