Enésima muestra del talento de un tipo que cada día esta más cerca de los intocables; llámense Dylan, Cohen, Neil Young o Lou Reed. En este ejercicio de desnudez, el bueno de ,abogaba por el menos es más, al calor de una acústica que a veces solo se intuye, y que da cuerpo a unas canciones que transcurren con una calma penetrante en cuatro movimientos con entidad propia: La austera solemnidad de “Your new friend”, la placidez de “Back in school”, la emoción al natural de la maravillosa “I break horses” y la belleza difuminada, de “The Orange glow of a stranger living room”, no hacen más que volver a llenar de argumentos positivos la defensa a ultranza de un artista que a mediados de los noventa ya prometía, muchísimo. Como un cofre vacío lleno de aromas del pasado. Así se cuela esta joya por los recovecos de la memoria, creciendo de manera orgánica con cada escucha. ¿Disco menor?. Ni de coña.
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