Grupos como Swans, Royal Trux , Vainica Doble o La casa Azul, cada uno en su estilo, nunca han dejado indiferente, para lo bueno y para lo malo. En esta liga de extremistas sobre reacciones encontradas podemos colocar a Bob Wratten y sus huestes, recientemente separados. Máximos jerarcas del llamado “Pop Hipersensible” lo que a unos les provoca urticaria a otros es un subidón epidérmico. Yo soy de los segundos. Creadores de una discografía repleta de Mini-lps de gran calado emocional, ya desde los tiempos de Field Mice, han sido siempre unos de los grandes abanderados de este formato. Llega el punto el cariño con el que se mueven en estas distancias cortas, que si recopiláramos todos sus ep’s sacaríamos tantas pepitas de oro como de todos sus formatos grandes. Una opción es escuchar la recopilación “A Certain evening light” (2005), pero faltan algunas obras, como la que nos ocupa. Este recorrido con cinco paradas obligatorias y un pequeño desvío, solo la instrumental semiíndustrial de “Branches” está algo fuera de lugar, comienza el pop pluscuamperfecto de“The Sea is so quiet”, con versión alargada posteriormente, como tema bandera sacado del irregular pero muy recomendable “Seven Autumn flowers” (2004). Lo que nos ofrecen a continuación, es incluso superior. El pop con aromas acústicos, con un pequeño deje a Mamas and the Papas, de “Through the silence and games” sirve como antesala de dos de las mejores canciones que haya hecho nunca el bueno de Bob. Porque tanto “Wounded light”, con ese bajo a ritmo de letania que parece sacado del “Faith” (1981) de The Cure o “This is Bliss” con sus redobles eufóricos a lo “The Hanging garden” del “Pornography”(1982) de los de Robert Smith y compañía, para variar, tienen un poder de atracción tan poderoso que te abrazan y no te dejan escaparte hasta que los seis minutos de cada una terminan, con la sensación de haber recibido un masaje sónico por el que cualquier yuppie de mierda pagaría el doble de tarifa a su gurú, de marras. Lo que viene muy a cuento de estos dos últimos tesoros, es la gran influencia que tienen, y han tenido siempre, los otrora geniales y únicos The Cure, con su manera tan brillante de sacarle el máximo partido al post-punk oscuro de sus comienzos (“A Forest”, “The Drowning man”) y fundirlo con una manera tan luminosa de entender el pop (“The caterpillar”, “Close to me”) . Algo que aún hoy en día nadie ha sabido hacer con tanta naturalidad, porque formaciones tan fantásticas como los Trembling Blue Stars o Sr Chinarro siempre los han tenido muy partícipes entre sus influencias, pero casi nadie las ha reconocido. Como si diera vergüenza, Y eso es muy, pero que muy triste. Vuelta al disco que nos ocupa, solo me cabe rematar con una recomendación de seis estrellas sobre cinco para el que aún tenga las conexiones del corazón intactas y así, poder disfrutar de un baño, tan gozoso, de sensibilidad extrema.
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