15 The Wedding Present "Seamonsters" (1991). Alianza con Steve Albini, el cual dota al sonido de los Weddoes de una sequedad y contundencia abrumadoras, que le sienta de perlas a unas canciones que funcionan como bombas retardadas a punto de explotar en cualquier momento. De infarto.
14 Pulp "This is Hardcore" (1998). Tras la exhibición más abrumadora de talento del pop británico de los noventa, con el inigualable "Different Class" (1995), tocaba reválida. No les pudo salir mejor la jugada, añadiendo a la colección habitual de singles un ramillete esplendoroso de piezas de largo recorrido e intensidad creciente, consiguieron llegar a un estado de excelencia y a lo más alto en una generación, en la que nadie les pudo toser a la cara, ni un poquito. Como el "Darkness of the edge the town" (1978) al "Born to Run" (1975) del Boss, cumplierosn las expectativas, con creces, como voz principal de la clase trabajadora, cada uno en su respectiva época y entorno. No hay mejor manera de definir la excelencia de este clásico, que escuchar el disco de rarezas y caras B, de la maravillosa reedición de hace unos años, ya que con ese material podrían haber sacado otro disco acojonante.
13 Spiritualized "Ladies and Gentlemen We Are Floating in Space" (1997). Rock espacial inflamado de blues electrificado, gospel celestial, rios de violines suspendidos en el tiempo y mil detalles más que conformaron una disco de grandeza infinita.
12 Tindersticks "Tindersticks" (1993). Invocando a los clásicos (Leonard Cohen, Nick Cave, Joy Division), para vertebrar un doble lp de múltiples caras. Pop de cámara, folk explosivo, baladas de crooner y piezas de vanguardia sonora , son solo algunas de las excusas estilísticas por las que filtrar un caudal inagotable de ideas, pericia y, sobre todo, un estado de inspiración increible.
11 The Boo Radleys "Giant Steps" (1993). El "White Album" del "Shoegaze", de algo que ya se había convertido en otra cosa, y en la que cabían el dub, electrónica, noise, psicodelia y todas las caras del pop de las útimas tres décadas, de Love a New Order, en un baño multicolor de sensaciones, sin fecha de caducidad ni límites de expresividad sonora. Pues eso, pasos de gigante.
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