Hoy sale a la calle el vigésimo noveno disco en estudio de la nave con más batallas a sus espaldas, liderada por Mark E: Smith, el capitán de los océanos de la música independiente. Siempre a la busca de su gran ballena blanca en cada movimiento nuevo, debe tener el salón de su casa repleto de trofeos marinos. A sus casi sesenta años Smith sigue de caza, y que mejor manera que continuar con el camino trazado por el anterior y excelente “Your future, Our clutter” (2010). Esto quiere decir que la base rítmica sigue trabajando con furia ensañada, la guitarra se mueve por calambrazos y Smith, con la voz cada vez más cascada, dirige con saña un discurso lleno de mala follá, en el que no hay cabida para estribillos, ni falta que hace . Todo siempre bajo los designios de su libro de estilo, haciendo de la repetición rítmica y esa manera, tan característica de hablar cantando una constante en toda su obra, a la que tanto le debe gente como LCD Soundsystem y muchos más . Lejos de cansar, lo que pasa es que uno siempre quiere más de lo mismo, y esta es la ventaja principal que los de Manchester tienen sobre el resto, son únicos. Soltando veneno, da igual forma la forma en que ataque la bestia, sea con post-punk sudoroso “Nate will not return” o “I’ve seen them come”; punk-rock desatado “Greenway” o pop fibroso “Happi song”, siempre deja marca. Sonido sucio, febril y con el rock malsano, marca de la casa, como corazón de esta enésima muestra de talento, se vuelven a reinventar volviendo al pasado, este disco sigue los parámetros estilísticos del bestial “Hex Induction hour” (1982), para poder seguir mirando al futuro sin necesidad de dar un paso fuera de su propio universo. Ese que nuestro capitán ha ido creando, con paso firme y sin dejarse llevar por las modas, desde 1976 hasta hoy, dando lugar a la discografía más vasta y repleta de momentos inolvidables de los últimos cuarenta años.
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