sábado, 3 de diciembre de 2011

CLÁSICO EN LA SOMBRA: Mink De Ville "Le Chat Bleu" (1980)

Uno de los grandes discos de rock de los ’80. En su movimiento definitivo hacia el estrellato, De Ville cambia a toda la banda, excepto al guitarrista, armando un sonido de rock palpitante al estilo de la E. Street Band del Boss  y se marcha a Paris para empaparse de la pasión de la chanson francesa –solo en espíritu, no pretendía ser el nuevo Brel precisamente-. Con una producción ambiciosa, a lo grande, que suena como si Phil Spector estuviera a los mandos, - de hecho, Steve Douglas trabajó para Spector varias veces y aquí es la mano derecha de De Ville- nos acabamos por darnos de bruces ante una demostración de lo que es hacer un disco perfecto, de principio a fin. Diez temas incontestables en los que nos topamos con las diferentes caras del genio neoyorkino: El rock intenso, adornado con purpurina, en “Savoir Faire” y “Lipstick Traces”; ese arranque de disco con el clásico de rock inflamado de Soul y coros sixties, llamado “This Must Be The Night”; un broche final modélico – y antítesis perfecta del glamour del primer corte -“Heaven Stood Still”-, en la que un violín descorazonador y un piano clásico acompañan a un De Ville más vulnerable y desgarrador que nunca –por momentos recuerda al Tom Waits más intimista  de los ’70-; La influencia cajún de “Slow Drain”; ese baladón llamado “This world outside” , en la onda de los grandes momentos del mejor Springsteen – el de los inolvidables “Born To Run” (1975) y “Darkness of the edge of the Town” (1978)-; el muro de sonido de la grandiosa “You Just Keep Holding On” y esa exhibición  con aires de New Orleáns llamada “Just To Walk that Little Girl Home”, ensamblada con un entramado sonoro espectacular, donde acordeones, cuerdas arrebatadoramente bellas y una banda en perfecta sintonía dan la medida exacta de un gigante del rock. Gigante que nunca consiguió llegar a ese éxito tan ansiado. Fue como el reverso oscuro, elegante, con sangre criolla y alma de soul de un Bruce Springsteen, que se llevó todo el motín de la gloria para él solo, dejándole unicamente unas migajas de fama esporádica a esta alma torurada por las drogas y los excesos. El auténtico dandy del rock, nació en una época que no era la suya, y llegó al olimpo de los dioses con esta obra magna. Pero hasta el paso del tiempo la ha dejado en el mayor de los olvidos. Uno de los grandes. De esos que como su amigo Johnny Thunders han escrito alguna de las páginas más auténticas de la historia del rock, desde un aura de malditismo que, ha provocado una gran transcendencia de su anecdotario personal, y ha dejado, muy injustamente, en segundo lugar, el valor incalculable, aunque algo irregular, de una discografía a redescubrir con .la pasión que se merece.

Enlace de descarga directa: Willy Deville-Le Chat Bleu.rar

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