La localidad de Athens entre finales de los ’70 y principios de los ’80 nos dió formaciones históricas como B-52’s o R.E.M. Entre la relevancia de estas dos, hubo un grupo sin tanta importancia ni relevancia, pero que nos regaló uno de los discos más interesantes de su momento. Con una base de post-punk, sin estridencias, se van trazando líneas maestras – “Volume” y “Read a Book” recuerdan a los Joy Division de sus primeros singles y “Weather Radio” podría haber salido del “Colosal Youth” (1980) o cualquier single de Young Marble Giants-. Difícil escoger temas en una obra tan repetitiva – esta faceta la heredan de los maestros, The Fall- y sin fisuras, la verdad. Eso es bueno, porque todo suena como un castillo de naipes indestructible, donde cada carta es imprescindible. Con una base rítmica incansable, la voz increíblemente fibrosa de Vanesa Briscoe y una guitarra tan sutil como tensa, van creando una telaraña de ritmo constante y alucinógeno, por el que se van escapando hachazos de crispación – “ Driving School” , “Human Body” y “Precaution”- que van nutriendo de nervio un disco de atmósfera perturbada, circular y atracción irresistible.
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