Si es que no fallaban nunca. A la excelencia de los lps del combo angelino del gran Jeffrey Lee Pierce hay que sumarle esta ración de rock animal, sin correa y desatado. Compuesto por cinco zarpazos a las raices del rock americano. Aquí no se salva de la trepanación de las tradiciones: Ni el blues, con las brutales “Come Back Jim” y “Death Party”; ni el country, con la majestuosa solemnidad de “House on Highland Ave” ni el country-rock ,con el rebozado en punk crujiente de “The Light Of The World” y “The Lie”. Perfecta constatación del sonido de una banda que tuvo más cambios de formación que el Atlético de Madrid en los últimos veinte años, pero que siempre mantuvo el pulso y el liderazgo sobre la escena underground de la americana pervertida por el espíritu punk. Liderazgo reflejado en el carisma de esa bestia parda, camuflada bajo el nombre humano, de Jeffrey Lee Pierce, y que tantas veces debió escuchar Nick Cave en sus comienzos.
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