El revival más esplendoroso del C-86 de los últimos años, encarnado en este grupazo que, lejos de repetir la fórmula de su primer Lp expandieron dieron un paso adelante en su siguiente paso en largo, el maravilloso “Belong” (2011). Un movimiento que puede considerarse continuista en su espíritu y pegada, pero que añadía una paleta de matices sonoros más ambicioso que el anterior, y que gracias a la ayuda de Alan Moulder y Flood, las capas se sonido se expandían y creaban una especie de muro de sonido de tintes shoegazers, que le daban una dosis de energía arrolladora a todos los cortes. Para entendernos más fácilmente: Si en su puesta en largo se basaban más en los primeros My Bloody Valentine, en el segundo se acercarían más a las enseñamzas del “Loveless” (1991). Entre medias, sacarían este ep, para un servidor el mejor del 2009, y que lanzaba un puente entre la inmediatez de sus planteamientos originales y su posterior remozado sónico. No se me ocurre mejor ejemplo para esta afirmación que el titular del disco, con esos teclados heredados de The Field Mice, que van creando una atmósfera latente y palpitante calando más hondo de lo habitual, si cabe – la remezcla tecno que hace de este corte Saint Ettiene, para finalizar el disco, es de traca-. Impresionante también es “103” donde la telaraña eléctrica vibra con un nervio inusual, y que sería otro de las pistas de los avances de su segundo lp. Las otras dos piezas de esta obra maestra están más apegadas al patrón compositivo de su debut: El pop con aires de Prefab Sprout de la espléndida y dulce “Falling over” y el pildorazo de noise-pop de “Twins”. En resumen, una orgía de melodías anfetamínicas, estribillos disparados al cielo, lineas de bajo fibrosas, guitarras explosivas y voces celestiales para no dejar de escucharlo en todo el santo día. Mucha adicción crea este artefacto de pop pluscuamperfecto.

No hay comentarios:
Publicar un comentario