Segunda etapa remarcable de la formación checa, y en la que tras el irregular “Susurrate” (1992) pegan un giro de ciento ochenta grados para adentrarse en terrenos de ambient y electrónica balsámica bañada en ambientes camp. Una celula de sonido mutante que se mira al espejo del iniciático “Quique” (1993), de Seefel que queda corroborada en el lp “Free-D (original soundtrack) (1994) y el posterior ep de remezclas “Astralavista” (1994). Dos movimientos claves en la evolución del sonido de la banda, pero que pesan más por su valentía que por la categoría de sus composiciones, en las que la repetición se hace una constante a veces no demasiado inteligente, y sí cansina. Disfrutables? Desde luego, pero habiendo sacado justo antes el maravilloso ep “Fluidtrance Centauri” (1993) te quedas con un poco de cara de gilipollas. Doce minutos de ruido blanco en constante erupción y que marcaba una pequeña, pero gran transición en su sonido, limpiándolo de kilos de electricidad redundante y buscando mejor los silencios, para hacer un contraste mayor con las subidas de tensión. Una obra maestra encapsulada en tres movimientos con miras al cielo. Un cielo intoxicado de emoción pura.



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