Los marcianos existen, y llegaron a Boston a finales de los '80. Solo así se puede concebir el embrujo que despredían las melodías retorcidas de rock mutante de los Pixies, Throwing Muses o estos Big Dipper, que aunque menos conocidos que los dos anteriores, dejaron evidencia de esta vida alienígena en pruebas tan esclarecedoras como la que nos ocupa.
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