sábado, 31 de marzo de 2012

IBERIA EMERGIDA: Lidia Damunt "Vigila El Fuego"

¡Qué exageración! Los dos primeros discos de Lidia, “En la isla de las bufandas” (2008) y “En el cementerio peligroso” (2009), eran un catálogo de folk sureño americano, extrapolado a un carácter ibérico, perfecto para mostrar el imaginario intransferible de poesía surrealista teñida de cotidianidad con el que nos deleitaba esta murciana de aúpa. Bajo estas coordenadas de nivel y estilo, su carrera hubiese sido una de las más importantes de nuestro país. Sin embargo, no contenta con conformarse con ser una de las artistas más importantes y personales de la escena actual, va y nos planta en todos los morros este pedazo de gloria, ante el que un servidor no tiene más remedio que inclinarse y dar las gracias. Gracias por este cambio de rumbo, que no lo es tanto en el fondo, pero si en la forma. Una forma en la que austeridad acústica de antaño queda relegada por un desfile de pianos, acordes eléctricos y cajas de ritmo. Un envoltorio que cobra su máximo esplendor bajo la producción ejemplar, cuidadosa y de gusto primoroso de Hidrogenesse. Todo este nuevo arsenal de nuevas herramientas sonoras no tendría ningún sentido, como mucha veces pasa, si las composiciones no estuvieran a la altura de siempre, y el caso es que, no solo lo están, sino que la superan: Toques orientales, a lo “Red Rust September” (1983) de Eyeless In Gaza, en la insuperable “Esperándote” o el encaje de bolillos de ese temazo que es como una matriuska  y siempre sale un detalle nuevo cuando menos te lo esperas y se le conoce por “Edificios con vistas al mar” y eso ligeros y energéticos fogonazos, eléctricos o acústicos, al estilo de los Pixies del “Come On Pilgrim” (1987), en el arrebato palmero de  “La Escritora” y  la socarrona “Jauja” -  son solo algunas de las ligeras variantes que operan como nuevas bifurcaciones de un manto de pop milagroso que cubre cada una de estas viñetas cotidianas: Trufadas de sueños; amores y cantos a la naturaleza y que insuflan de una magia desaforada al corazón de folk bañado en marfil que sale a borbotones de su código genético. ¿El mejor disco de pop nacional desde “La Leyenda del espacio” (2007) de los Planetas? De laaaaaaargo. Solo me queda darle, otra vez y las que hagan falta, las gracias a Lidia por este regalo tan, tan especial, y desearle un poco de suerte en este viaje inolvidable por el que nos esta llevando al ritmo de una discografía, que contando con sus trabajos anteriores al frente de Hello Cuca, ha llegado al término de IMPRESCINDIBLE. No puedo acabar esta crítica sin citar tres cortes de bandera, por los que debería se recordado siempre esta obra, ya inmortal: “La Carta”, “Vigila el fuego” y, sobre todo, “Somos islas mágicas”, forman ya parte de un imaginario grandes éxitos de los más grandes himnos en la nevera que se hayan hecho nunca por estos lares.

No hay comentarios:

Publicar un comentario