miércoles, 18 de julio de 2012

DISCOS DE BOLSILLO: Bad Brains "Pay To Cum" (1980)

Histórica grabación, por ser una de las primeras y contener el himno definitivo -“Pay To Cum”- del hardcore-punk.  Compuesta por una banda de afro-americanos en su totalidad - todo un soplo de aire fresco -, su impacto se haría total con su posterior inclusión, dos años más tarde, en su debut en largo “Bad Brains” (1982), para muchos - entre ellos Adam Yauch de los Beasty Boys - el disco más grande del harcore-punk jamás hecho.


Volviendo a este momento inolvidable, “Pay To Cum” es una trepanación vertiginosa de punk asfaltado en arcilla ardiente, en apenas minuto y medio de convulsiones de infarto. Toda una declaración de principios. Por el contrario, la cara B  - “Stay Close To Me” - nos muestra un lado reggea, indicativo de sus afiliaciones al movimiento rastafari, enseñándonos un mensaje reivindicativo constructivo, la cual es una de sus señas de identidad más identificativas. Esta filosofía estaba en total discrepancia con la visión negativa y endogámica del hardcore en su estado embrionario. Para entender mejor sus originales convicciones musicales habría que escarbar en sus orígenes, donde nos topamos con el hecho crucial de que antes de llamarse Bad Brains, en honor a los Ramones, este trascendental cuarteto era una banda de Jazz-funk llamada Mind Power. En ese momento llegaría el hecho crucial de la llegada del fugaz - solo estuvo un año como cantante hasta que le sustituyó H.R. aka “Human Rights” - pero providencial de Syd McCray, quien les acabaría influyendo de manera decisiva en este brutal giro de 180 grados en dirección al punk de Sex Pistols y compañía. Con este pasado reciente como base musical, tenían otra característica providencial, aparte de su visión crítica desengañada pero edificante, que los separaba del resto del rebaño hardcore: El virtuosismo técnico de sus componentes. Este hecho hacía que fueran capaces de hilar ritmos mucho más intrincados que sus contemporáneos y  de adentrarse con facilidad innata en los vericuetos estilísticos de la música negra - reggea, funk, soul -. Esta última faceta de su amalgama estilística los hizo pioneros en el rock de fusión que estandarizarían bandas como Red Hot Chili Peppers, Living Colour y otras menos conocidas, pero más interesantes y genuinas - Fishbone -.


 Después de este comienzo atronador, Bad Brains tuvieron una carrera mas bien irregular, pero con grandes momentos -“Rock For Light”- (1983), alejándose cada vez más de la matriz originaria del punk para abrazar otros estilos, con mejor o peor suerte.
A pesar de esta desigual progresión, Bad Brains ha quedado como una de las bandas más influyentes de su generación, a la cual regalaron una de sus piedras angulares - “Bad Brains” (1982) - a la altura de otras tan significativas como  “Damaged” (1982) de Black Flag, el debut homónimo de Minor Threat en el 81, y el “Fresh Fruit For Rotting Vegetables” (1980) de los Dead Kennedys. 

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