Furia de secano
Formación clave para entender la
evolución del post-hardcore, Rodan ha escrito alguna de las páginas más
grandes, en letra pequeña, de la historia del rock de las últimas dos décadas.
Siempre recordados por haber parido “Rusty” (1994), el hermano gruñón del
enorme “Spiderland” (1991) de Slint, este sería el único álbum surgido de la
feliz unión, por el talento crispado, de
Jason Noble, Jeff Mueller, Tara Jane O’Neill y Kevin Coultas. Un hecho crucial,
ante el que es de recibo ponernos en
antecedentes para intentar comprender la verdadera dimensión de esta formidable
banda de culto.
Formados en 1992, Rodan toma como
modelo ineludible “Spiderland”,
convirtiéndose en la continuación
natural de Slint, al prolongar sus enseñanzas mediante una activación de una
variante más agresiva, y menos oscura, del mismo, aunque siempre dentro de las
mismas coordenadas de sonido angular
propuestas en este clásico del post-hardcore.
Con solo tres años de vida
(1992-95) Rodan tuvo tiempo, antes de dejar su huella marcada a fuego vivo en
las páginas más gloriosas del post-hardcore, de un modélico aprendizaje, que
suena a todo menos a periodo de pruebas. Debutando con el temazo “Darjeeling”,
en el genial recopilatorio The Machines:
Simple Machines 7"s (1990–1993) Simple
Machines Records (1994), Rodan muestra la primera prueba fehaciente de
su enorme potencial.
Tras este primer alto en el
camino, Rodan toman un impulso imparable con el que, para empezar, dan vida al
single “How the Winter Was Passed” (1993), genial muestra de las dos vertientes
más relevantes de este combo de excepción: La urgencia asilvestrada - “Milk and Melancholy” - y la escalonada tensión instrumental - “Exoesqueleton”
-. Sustancioso aperitivo antes de cotas mayores, “How the Winter Was Passed” es
el preámbulo a “Aviary” (1993), cassette autoproducido en la que, entre su
docena de cortes, se encuentra una primera versión de los temas que conforman
el posterior “Rusty”.
Después de llegar “Aviary” a las
manos de los propietarios de Quaterstick, se produce el salto definitivo de
Rodan, fichando por esta subsidiaria de la mítica casa independiente Touch&Go, quienes les
proporcionan a Bob “Rusty” Weston - bajista de Volcano suns y Shellac - como
providencial ingeniero de sonido para llevar a cabo su siguiente grabación. De
este, Rodan tomará su apodo, “Rusty”, para dar título a su obra magna.
Como una tormenta de arena ácida
en el desierto, así suenan los cuarenta minutos, condensados en las apenas
media docena de piezas, que conforman “Rusty”. Una continua mutación de
desarrollos, por donde las guitarras calcinadas de Noble y Mueller van
provocando indisimulados fogonazos hirientes, guiados por el milimétrico
regulador de intensidad manejado desde la rocosa base rítmica compuesta por
O’Neil y Coultas. Todo este entramado instrumental, queda, perfectamente,
complementado gracias a las voces exasperadas de Noble, Mueller y O’Neil,
quienes pasan del recitado mascado al grito más desaforado con la facilidad del
que va a buscar huevos a una pollería.
Uno de los momentazos
impepinables de la historia del post-hardcore, “Rusty”, al igual que
“Spiderland”, también tiende un lazo hacia el emergente “post-rock” - cuño
utilizado por el prestigioso crítico británico Simon Reynolds, el mismo año de
la publicación de “Rusty”, para calificar el “Hex” de Bark Psychosis - en su creación de nubes instrumentales compuestas
por capas de densidad, a distintos niveles, perpetrando texturas que buscan más
aturdir por sus ecuaciones matemáticas del ritmo, que por una simple exposición
de origen punk. En el caso de Rodan, se dan estas características, con un plus
de nervio y arrebato que le sienta de maravilla a trallazos como “Shiner” y “Tooth Fairy Retribution
Manifesto”. Desde esta patente sonora, Rodan pasan de la calma más orgánica al zarpazo más
lacerante, pudiendo sonar tan hipnóticos
- “Bible Siver Corner” - como tempestuosos
- “Gauge” -, alcanzando la fusión perfecta, de estas dos caras de la misma moneda, en los inolvidables doce
minutos “The Everyday World of Bodies”, pináculo del grupo americano, a la
altura de los mejores momentos de los
dioses del post-hardcore - Big Black, Fugazi, Shellac -. Poca broma.
Ante tal demostración de
facultades, Rodan decidiría disgregarse en las diferentes bifurcaciones marcadas
por los proyectos musicales generados por sus integrantes. Nuevos proyectos que hacen ver a Rodan como una semilla, y no
como un punto y final, de bandas tan grandes como June of 44, Rachel’s, Retsin,
The Sonora Pine, The Shipping News y la propia Tara Jane O’Neill en solitario.
Ramificaciones de una historia que aún sigue muy viva, y que se merece un
apartado aparte.
Ya para terminar, solo citar la
importancia del sello Quaterstick, siempre auspiciando a Rodan, y a todos sus
hijos pequeños - menos Retsin -. Sello discográfico que, por otra parte, se
beneficiaría, en grado sumo, de todos estos grupos que conforman la sección más
suculenta de todo su catálogo, con un encomiable salto de categoría.
Discos recomendados: LP “Rusty” (1994) Quaterstick
publicado en www.elenanorabioso.com/
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