Si hace unas semanas
relatábamos las bondades expuestas por Prisma en Llamas y
Atomizador, dos bandas procedentes desde la capital de España, ahora
le llega el turno a Los Claveles, otra muestra de la
plaga de talento con la que últimamente nos están contaminando
desde el subsuelo madrileño.
Reponiéndose a la
trágica muerte de su batería, Sergio Grulla, surge “Mesetario”
como el mejor tributo posible a su persona. Un tratado irresistible
de pop, punk y post-punk a través del que conviven en perfecta
armonía salivazos de gusto anglosajón: a lo buzzcocks - “La
Pena Negra” y “Unidad de Quemados” -; radiografías
de los Talking Heads - “Acertijo” - y los Joy Division más
terrenales - “Estafas” - junto a ecos de lo más granado
del legado musical patrio, como Surfin’ Bichos - “Relicario”
-; Loquillo y los Trogloditas - “La Ruta Destroy” - y
Alaska y los Pegamoides - “Mesetario” -. Inevitables
muestras del ADN por el que desprenden su discurso musical, lo mejor
del caso, es que la autenticidad y sencillez con la que lo ejecutan
hace que se diluyan en volutas de humo sus evidentes referentes. A
esto, también ayuda la personalidad con la que retumba el bajo
metronómico de Santos y los punteos agridulces y desenfadados que se
escapan de la guitarra Marcos, filtrándose en la piel como una
calcomonía indeleble.
Tema aparte ya son las
letras, de las que no se olvidan ni a guantazo limpio. Revelador el
tratado de la actualidad que desprenden bombas con la mecha gorda de
“Estafas” o “Santos el Suave”, esta última es
para escuchar con el orinal a mano, por si las moscas: Retratos de
una España de extrarradio, perfilados con un humor de retorcido
costumbrismo, codificado a través de la rutina vital de una juventud
desencantada pero completamente integrada en el desolador panorama
actual, de ese que no sale en los telediarios y ridiculizan en
Callejeros, y más negro que el bigote de Aznar. Con Marcos como
maestro de ceremonias, y su voz de colega de litrona, las canciones
de Los Claveles transmiten una plena identificación con su mensaje
que no es, precisamente, agradable, como suele decirse en casos
donde uno consigue sentirse hermanado con lo escuchado. Y esto es
bueno, y necesario, para los tiempos que corren. Ellos lo saben, y lo
han clavado en once sobresalientes giros que se bifurcan por la
carretera que bordea los barrios de esas ciudades dormitorio donde la
vida transluce a través de las arrugas de sus “mesetarios”, sin
papeles, camellos, poligoneros y ancianos, viejos y jóvenes.
Culminación
de cuatro años repletos de genio, “Mesetario” certifica
todo lo mostrado en sus anteriores publicaciones en formato pequeño
- “Nacional 42” y “Tanatorio”,
ambos de 2010 y “Los Claveles” (2009) -, depurando
el encantador lo-fi destartalado de éstas y elevándolos al nivel
de una de las propuestas más importantes de la actualidad.
Solo nos queda esperar
que Marcos y Santos consigan salir adelante y hacer que Los Claveles
no se quede en el mito gracias a nuevos discos que, visto lo visto,
los vamos a necesitar, y mucho.
Publicado en
elenanorabioso.com
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