jueves, 21 de junio de 2012

DISCOS DE BOLSILLO: They Might Be Giants "Don't Let's Start (1987)

Apelando al espíritu de “El Quijote”, implícito en el nombre de la banda, John Linnell y John Flanshburg llevan recorriendo, durante casi tres décadas, parajes donde su pop alucinado siempre nos ha mostrado un mundo alternativo de visiones más atrayentes que la realidad. Prolíficos a más no poder, es un su trío inicial de álbumes - “They Might Be Giants” (1986), “Lincoln” (1988) y “Flood” (1990) - donde reside la esencia del particular sonido de They Might Be Giants. Pop de intenciones globalizadoras, su música era un festín en el que coexistían en perfecta armonía polkas, la samba, folk tradicional, jazz y hasta música de feria. Estilos nada habituales en el mundo indie,  tampoco lo fue la instrumentación con la que daban colorido a sus canciones. Violines, xilófonos, vientos y acordeones restallaban sobre guitarras vitamínicas y un arsenal de teclados arrolladores heredados de la new wave. Un perfil musical al que añadiéndole su intransferible imagen de “geeks” y el humor que derrochaban, daba como resultado uno de los combos más originales y variopintos de la historia. Cuatro vértices eran los que Linnell y Flansburgh utilizaron para introducir todo este carrusel de imaginación desbordante. Estos no eran otros que el de los Pixies, REM, el primer Elvis Costello y Pere Ubu. Influencias que transitan con  elocuencia liberadora por las venas de estos alquimistas del pop, They Might Be Giants no han dejado de seguir sacando lustre a su fórmula inconfundible, en una trayectoria que va más allá de su trilogía inicial. Obras tan refrescantes como “Mink Car” (2001) o la serie de discos educativos para niños -“Here Comes ABC” (2005), “Here Comes The 123s” (2008) y “Here Comes Science” (2009) - son pruebas irrefutables de su capacidad de sorprender después de tanto tiempo.
Con este ep en cuestión, podíamos disfrutar del primer clásico de They Might Be Giants, “Don’t Let’s Start”, una bocanada de pop pegadizo a rabiar sobre base funkorra, paradigma del carácter siempre jovial y desenfadado del grupo. Bajo estas mismas coordenadas de desenfado infeccioso, aparecían a continuación tres temazos que sobrepasan con creces la calificación de” extras”: La mezcla de polka y música de cabaret interpretada a toda mecha de “The Famos Polka”; el vals a ritmo de trombón y acordeón de “When It Rains It Snows” y el luminoso homenaje a The Replacements en “We’re The Replacements”. Todas para quitar el hipo de la impresión.

Desde luego, si hay una banda que te deja la típica sonrisa de idiota en la cara por tanta vitalidad transmitida, han sido,  son y siempre serán estos nada disimulados admiradores de Cervantes.



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