Como si metiéramos en la
coctelera a Hefner, Comet Gain y Vampire Weekend con unas pizcas de sacarina.
Así suenan Tigercats, paradigma perfecto de lo que es escuchar un disco sin la
necesidad de encontrar el Santo Grial de la innovación, eso mejor se lo dejamos
a los ineludibles Animal Collective y Grizzly Bear. Partiendo de esta falta
total de pretensiones a la hora de afrontar esta refrescante obra, y rascando
un poco, podemos ver más allá de las influencias antes mentadas, gracias a ecos
de los Sonic Youth más popis y balsámicos del “Washing Machine” (1995) -
“Stevie Nicks” y la reveladora “Kim & Thurston” -; el cruze imposible entre The Fall y The B52s en
la tensión post-punk de “Coffin for the Isle of Dogs”; el mas que evidente
rastro del Lou Reed más grisaceo - “The Vapours” - y las guitarras sulfuradas,
estilo Wedding Present, de “Harper Lee”.
Motivos más que suficientes para acercarse, sin miedo a desperdiciar 38 minutos
de esta vida, a un disco que al levantarse la aguja de su postrero surco,
puedes comprobar, para tu regocijo, como las comisuras de tus labios han
aumentado la graduación de su curva.
Ya para terminar, solo descubrir
el imprescindible poker de ases - formado por “Easter Island”; “Banned at The
Troxy”; “Full Moon Reggea Party” y ese indisimulado guiño a Pavement llamado
“Konny Huck” - para que una obra de indie-pop de estas características
sobreviva a más de tres o cuatro escuchas. En este caso, hasta se hace difícil
tal elección, lo cual es bastante indicativo de las bondades de este notable
debut.
publicado en indistanea.com/
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