martes, 25 de septiembre de 2012

VERSUS: Bob Mould "Silver Ages" / Dinosaur Jr "I Bet on Sky"

Hola Frikis, indies y demás especies amantes del auténtico rugido. Desde hoy comienza una nueva sección con la idea confrontar discos que en su momento provocaron diferentes posturas entre las hordas melómanas. Historias de egos, odios, superación, no se me ocurre mejor manera que visualizar la crónica del pop a través de los sentimientos más primarios: los que realmente levantan pasiones.

Para abrir boca, que mejor que echar un vistazo a nuestro alrededor y proponer un duelo que significa, en la actualidad, el reencuentro entre dos viejos conocidos con tres décadas de carreras paralelas a sus espaldas llenas de relámpagos, más buenos que malos. A disfrutarlo toca.

Mitos inconfundibles del underground americano de los ’80, J. Mascis y Bob Mould vuelven al ruedo para hacer verídico el dicho de “Los viejos rockeros nunca mueren”
Mal anda el patio del noise-rock cuando la hornada más sobresaliente de los últimos años casi se reduce a los prometedores Yuck y Cloud Nothings,  más los tremendos No Age. Chungo, la verdad. Menos mal que contamos con dos tipos como Mould y Mascis con tres décadas de experiencia a sus espaldas, y ante los que paso del tiempo solo les viene a recordar que los michelines van apretando y dentro de poco se tendrán que comprar el Grecian 2000 para las canas.
Como si se tratase de un duelo en la cumbre, parece que Mascis y Mould se han puesto de acuerdo hasta en la salida de sus nuevos Lps con solo un margen de dos semanas de diferencia. De esta manera, y desde dinámicas totalmente opuestas, Mascis viene propulsado por el hecho de haber sacado dos de los mejores discos de su carrera, a raíz de su sorprendente renacimiento con Dinosaur Jr - “Beyond” (2007) y “Farm” (2009) -, mientras Mould toma un nuevo giro cambiando de discográfica y apoyándose en su brillante pasado mediante la reedición de toda su obra con Sugar y una necesaria biografía sobre su figura.
Haciendo un repaso de sus últimos logros, cualquiera con dos dedos de frente apostaría por el genio de Massachusetts. Sin embargo, con lo que pocos contaban a estas alturas de la película es que a Mould le sentara tan bien haber superado el medio siglo de vida.
Sin nada que demostrar, y solo teniendo que hacer lo que lo pide el cuerpo, Mould debe ir con un subidón de narices para plantarse en su debut con Merge records y ensamblar su disco más inspirado, directo y agresivo desde su sobresaliente Lp homónimo de 1996. Como si se hubiera tomado un chupito de mala hostia, Mould se impulsa en una poderosa base rítmica formada por Jason Narducy - Telekinesis - y Jon Wurster - Superchunk - y afila en piedra pómez los demoledores riffs provenientes de su guitarra, dando con algunos de los momentos más sembrados de su discografía en solitario - “Silver age”, “First time joy” y sobre todo la impresionante “The Descent” -.
Fusionando, como solo él sabe hacerlo, melodías azucaradas llenas de brío con un torbellino incontrolable de escaladas eléctricas, Mould no llega en “Silver age” a la altura de sus obras maestras con Hüsker Dü y Sugar. Lo que si consigue, es que volvamos a confiar en su habilidad para sacarse de la chistera himnos de power-pop como los que lleva fabricando a granel desde hace más de un cuarto de siglo, ya sea solo o acompañado. Y eso es mucho, muchísimo.
Desde la otra punta del antiguo Olimpo underground, Mascis, Barlow y Murph han conseguido hacer otro disco de esos que contagian la falta de pretensiones provocada por el buen recibimiento que tendrán, sí o sí, mientras recuerden mínimamente a su glorioso pasado reciente.  Tanta relajación esta vez no es que les haya jugado una mala pasada, pero si que a partir del arrollador binomio - “Don’t pretend you didn’t know” y el single “Watch The Corners” - que inaugurá “I Bet on Sky” empiezan a caer en la redundancia de sus patrones sonoros para provocarnos un poco la sensación de conocer lo que va a pasar en cada momento.
 Un viaje que no por conocido deja de  ser excitante, a lo largo de éste Mascis vuelve a gustarse sacando petróleo de sus dedos mágicos, siendo capaz de arreglar cualquier tipo de entuerto que se acerque peligrosamente al sopor - “I know it oh so well” y “See i ton your side”. Tirando de su molde de medio tiempo de corte “Crazy horse”, Mascis deja que Barlow le imprima una marcha más en “Rude” y “Recognition”, dos de los mejores momento de todo el lote, para llegar al Notable raspado.
Después de diez asaltos a hostia limpia, la decisión unánime es que “I Bet On Sky” pierde a los puntos ante lo nuevo de Bob Mould pero no decepciona, lo cual ya es suficiente. Porque, seamos sinceros, tanto en un caso como en el otro, nadie ya se espera un nuevo “Bug” (1988) ni un “New Day Rising” (1985) que vuelva a dejarnos con los pies un palmo por encima del suelo. Para eso, mejor aprovechar que están de gira, que es lo que realmente interesa: Regresar  al tembleque y los puños cerrados mientras nos pellizcamos cuando regresan del pasado “Freak Scene”, “Chartered Trips” o “I aplogize” a dejarnos la patata haciendo el pino. Y que nadie me hable de nostalgia, por favor.

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